lunes, 5 de noviembre de 2012

DIARIO DE GUERRA

Entre los días 2 al 5 de Septiembre, los alemanes aseguraron que no realizarían ningún ataque sobre la guarnición, para nosotros parecían no tener fin los malditos bombardeos nazis.


General Fedor Von Bock

Eberhardt comento al general Fedor Von Bock, que era totalmente imposible una acción por tierra. En la mañana siguiente, los motores de los Stukas nos sobresaltaron a todos, la temida y potente Luftwaffe, con un total de 60 bombarderos y más de 100 bombas, iban a caer sobre nuestras posiciones.
Estabamos totalmente aislados y a merced de nuevos ataques. Y para agravar nuestra situacion, no disponíamos de antiaereos para poder repeler los ataques de la aviación alemana. Hoy dia 2 de Septiembre de 1939, el ataque sobre Westerplatte fue demoledor para la moral y las instalaciones polacas.

Era ya dia 6 cuando uno de los nuestros, un polaco que trabajaba para los nazis, le comunico que nuestra posición no disponía de búnkeres subterráneos.

A las 3:00 del dia citado,  enviaron un tren en llamas contra el puente natural, el maquinista aterrorizado desacoplo demasiado pronto el tren y este no pudo alcanzar la cisterna de aceite que era su objetivo. Si este ataque hubiera tenido éxito, nos hubieran dejado literalmente y perdonen mi expresión “con el culo al aire”. Un golpe de suerte, el vagón ardiendo que había quedado tras el ataque alemán, nos proporciono ventaja y  nos quedo un campo de tiro perfecto. Produciendo numerosas bajas alemanas. Esa misma tarde reintentaron el ataque con otro tren que también fracaso.

Stukas en formacion


7 de Septiembre, ya había tomado la decisión de abandonar la lucha. Después de todo, los alemanes estaban a las puertas de Varsovia. Era cuestion de tiempo.

A los heroes de Westerplatte
04:30, un intenso fuego alemán caía sobre nuestra posición, el ataque se prolongo durante más de dos horas, concretamente hasta las 07.00. Incluso con lanzallamas éramos atacados, aun así, y no sé cómo, conseguimos repeler el ataque.

A las 09:45 , mande a uno de mis soldados mostrara la bandera blanca. Seguir defendiendo aquel lugar era un autentico suicidio. Kleikamp, con sus tropas formadas, eran testigos de cómo yo y mis hombres abandonábamos la guarnición a las 11:33. Era el final de una larga e inesperada batalla para los alemanes. Mis hombres y yo pasaremos a la historia como héroes.

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Fuente: Grandes Batallas de la II G.M. Editorial General: Dr. Chris Mann


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